viernes, 6 de febrero de 2009

El Sueño de Gabriel

“Anoche soñé que soñaba, acostado de lado, mi brazo derecho abrazaba la almohada, y soñé que soñaba”.

Anoche soñé que soñaba, escuchaba el ritmo de mi respiración, sólo, en mi cama, noté como un dedo surcaba mi espalda y recorría mi espina de arriba abajo. Soñando giré mi cuerpo para ver que me tocaba, y al entreabrir los ojos, vi tu sonrisa y esa mirada que sólo significa ven. Y tu mano se apretaba fuerte contra mi nariz y mis labios querían pronunciar palabras, pero tú no me dejabas, oprimías mi boca y seguías bajando hacía mi barbilla y dibujaste mis hombros, y marcando círculos encontraste mi vientre.
Alargué mi brazo para acariciarte, pero no estabas a mi alcance, te alejabas de mis dedos, mientras los tuyos me recorrían y se enredaban en mi pecho.

Y anoche soñé que soñaba, intentaba alcanzarte otra vez, pero mis manos no te tocaban, así que se volvieron contra mí. Buscaban aferrarse a las tuyas, la única parte de tu cuerpo alcanzable, flotando, tu rostro se unió al mío y noté tus labios, húmedos y cálidos. Y no podía moverme, tú no querías, tú no me dejabas. Me mordías en la cara y en los ojos y yo no podía moverme.
Tus manos, más grandes que nunca se restregaban en mi pecho, y se me erizaba el vello mientras tu lengua se enroscaba en mis pezones.
Me ahogo.
Controlas mi respiración y necesito más aire.
Quiero tocarte pero me lo impides, y busco mi mirada más tierna y te la muestro, solicitando, implorando compasión. Pero con un leve movimiento de negación me haces entender que mi tortura acaba de empezar.
Tus dientes aferran mi labio inferior y comprendo que esta noche soy tu juguete preferido.
Tus pezones desnudos se acercan mientras bailan cada vez más cerca de mi cuerpo. Finalmente se apretujan contra mí, los noto duros, mojados, como si manase leche maternal.
No puedo más.
Cierro los ojos.
“Anoche soñé que soñaba”. Ahora te veo. Está más cerca. Y puedo moverme.
Mis pulgares dibujan tu rostro. Ya sonríes, me acerco y te beso, y me besas. Ya noto tu cuerpo caliente, y me agarro a tus hombros, lamiendo tu cuello, y resbalo hasta tus pechos, enrojecidos de deseo los aprieto entre mis labios, intento engullirlos. Los saboreo mientras mis dedos caminan entre tus piernas que me dejan. Mientras, mi lengua lucha con el tamaño de tus tetas. Y te muerdo los hombros, y tus dedos se me agarran al pelo y me lo estiran, hacía atrás hacía un lado hacía a otro, mareándome, tu cuerpo gime y el mío lo saborea. Borracho de ansia incrusto mi lengua en tu vientre, y la paseo por toda tu piel, tus manos me oprimen hasta asfixiarme.
Ya mi boca busca tu sexo, mi lengua lo ha encontrado. Quiero notar como tu cuerpo se arquea, y mi lengua se divierte buscando tus zonas más sensibles, quiero acariciarlas y golpearlas sin piedad. Ahora estás a mi merced y voy a hacerte gritar. Tu cuerpo se dobla, se endurece, mis dedos se abren paso entre tu sexo. Mientras mi lengua te lame y te lame y te lame, mis dedos te penetran. Oigo tus gemidos pero no voy a parar. Ahora tu cuerpo vuelve a arquearse, para relajarse mientras un largo suspiro se te agolpa en la garganta, ahora no te mueves, no me hablas, no me miras, sólo respiras y te quedas con todo.

1 comentario:

  1. Holaaa,
    Ya conozco el sueño. Me hace gracia la etiqueta bajo la cual lo has archivado... ¿Tienes o tendrás muchos más de estos?
    Saludos mil
    MR

    ResponderEliminar